La realidad de USEM (es decir de su servicio al mundo que es lo que le da su razón de ser a nuestra Asociación), de su historia y del futuro, ahí están. Hablan, deben leerse. Son palpables. Deben ser discernidos con los ojos de la fe y no desde una mera agitación, frustración o miopía de inteligencia o de espíritu.
El momento presente de esta obra de humanidad, de este ente de transformación social, sus logros y desafíos, su misión, deben ser vistos más allá de un pragmatismo que se quede en medios, resultados, números. Estas cuestiones son necesarias, pero profundamente insuficientes. Debe ponerse el acento, entonces, en el fin, en el sentido que muchos hombres y mujeres han definido: ensanchar su actividad económica con un sentido más trascendente, mucho más digno del hombre (un mundo más solidario, mucho más justo, mucho más humano, mucho más honesto y por supuesto bello).
Recordemos, no siempre lo más fácil es lo mejor. No siempre lo más barato, menos exigente o inmediato es lo más conveniente. La centralidad de todo proyecto debe ser el hombre que no solamente es proceder, acción, medios, sino sobre todo, es un ente complejo con conciencia, con capacidad de trascendencia del momento histórico, con capacidad de amar (es decir de respeto, de entrega, de diálogo, de comprensión, de acompañamiento y también: de fe, esperanza y caridad). Aquí está la cuestión: la USEM quiere promover riqueza, pero no cualquiera o meramente económica, sino que se genere con un SENTIDO, con una verdadera CALIDAD HUMANA.
La USEM, es antes que nada una UNIÓN, es un proyecto precioso que ha vinculado e injertado la vida de muchos hombres y mujeres generosos en un claro fin: “motivar para que los empresarios sean altamente productivos, plenamente humanos y socialmente responsables”. Detrás de buscar lo altamente productivo, lo pleno en humanidad y lo solidario, no puede leerse otra cosa que GENEROSIDAD. El empresario de USEM es exitoso porque es generoso en sus miras, en su proceder, en sus fines: generar más, pero sobre todo MEJOR. Su vida, como persona y empresario, la ha puesto al servicio de los demás, la ha identificado más allá de cualquier egoísmo, autoafirmación, instrumentación o autoreferencialidad. En términos cristianos ha decidido ofrecerse al mundo, a través de la generación de bienes y servicios en una dinámica de respeto, de cuidado, de promoción, de transformación, de diálogo, de búsqueda, de ofrenda, de SERVICIO. Ya lo dijo el Santo Padre en su discurso para la Paz del 2013, quien no vive amando, viviendo para los otros, corre el riego de vivir queriendo someter a los otros en sus proyectos, lo que es exactamente lo contrario a la promoción de paz.
La USEM es la asociación de esfuerzos distintos, disparejos, variopintos. Es la unión en la diversidad. Pero antes que nada es un don de Dios, es una institución obra de la Providencia, que por supuesto pasa por los corazones de los hombres. Debemos deteneros para verla, así que hagamos un ejercicio de discernimiento, veamos algunos de sus frutos:
1. Tenemos una USEM generosa, creativa y sobre todo servicial. En especial la Confederación ha hecho un esfuerzo por crear y acompañar a las distintas USEM´s del País, para ir generando su propia historia, su propio camino, en plena comunión con el origen y la misión de nuestros fundadores. Creo que el principio de subsidiariedad es su mayor virtud: “Tanta autoridad como sea absolutamente necesaria, tanta libertad como sea posible”.
2. Hoy se ha llegado a la conciencia (que no sólo a la mentalidad) de muchos hombres y mujeres que a través del CUFOSO le han dado un vuelco a su vida. A través de 30 años, en muchas partes de la República Mexicana se han difundido las exigencias sociales del Evangelio, se ha podido promover un espacio serio de reflexión de la actividad económica, dando luces, principios de reflexión, criterios de juicio y directrices de acción, para que las personas sean capaces de entenderse, comprender la realidad que nos ha tocado vivir, pero sobre todo responder en su vida con generosidad y amplitud de miras.
3. Recientemente la USEM, buscando ser más creativa y generosa, se propuso el diseñar herramientas de gestión empresarial que le permitan a todo aquel que esté convencido de la necesidad de darle un sentido profundo y trascendente a su actividad económica, el aplicar y vivir en toda su exigencia la RSE. El Protocolo ha sido un proyecto de UNIAPAC Latinoamericana que USEM ha promovido con entusiasmo y decisión. Esta herramienta permite encarnar el Evangelio, en diálogo sereno y exigente con la realidad propia y específica de todo empresario. Sin duda se irá perfeccionando a medida en que honesta y fielmente crezca, con nuestra experiencia y generosidad para desarrollarla.
4. Una de las grandes riquezas de USEM son los testimonios de empresarios que sirviendo desde, y a partir de los valores que promueve USEM, en su actividad propia, han logrado no sólo crear empresas de éxito, sino que han logrado hacerse cargo de sus propias vidas al darles sentido y dirección, en una visión más generosa, que no se queda ya al interior de su empresa, sino que se expande, por su comunidad, su región, por México, por la humanidad.
5. USEM ha sido fiel a sus orígenes. Se ha mantenido fundamentalmente como un organismo de servicio en la formación de la conciencia del empresario. No ha buscado ni poder económico, ni poder político como un fin.
Su testimonio de servicio, de generosidad, de preocupación por el otro y los otros, son la fuerza que dan legitimidad y consistencia a su presencia y acción en el mundo económico, político y social con el cual ha sabido dialogar para ofrecer su visión del mundo y del hombre.
Hay más frutos, sin embargo es necesario señalar ahora algunos de los signos de los tiempos que nos interpelan fuertemente. USEM no es una isla, está en el mundo, vive inmerso en un contexto histórico-cultura concreto. Hagámonos la pregunta: ¿qué nos interpela a redoblar el paso y sobre todo ver los límites propios y normales de nuestro crecimiento, como la ocasión y la oportunidad para ser más creativos, más generosos, más intrépidos?:
a) En todo el mundo, se exige la incorporación de criterios éticos en la actividad económica, política y social. La USEM, con el Pensamiento Social de la Iglesia, es experta en esta materia. En la acción no solo busca respetar los límites de la verdad, la justicia, sino que principalmente promueven y anuncian un marco axiológico que inspira políticas y acciones de bien, de riqueza, de bienestar, de cultura, de promoción humana y cambio de estructuras. Todo pareciera que la Providencia nos ha venido preparando para OFRECER, en este tiempo, en este momento de búsqueda de la humanidad una palabra de verdad en la experiencia y la sabiduría que nos ha dado en más de 50 años de experiencia, aprendizaje, lucha y discernimiento.
b) El mundo está, lo dicen creyentes y no creyentes, en un Cambio de Época. Los problemas que nos presenta la humanidad nos desafían sobre todo en el reconocimiento de nuestra IDENTIDAD, del reconocimiento de nuevos puntos de partida que nos permitan una nueva manera de comprender la realidad que vivimos, y de ordenarla, pues es ésta nuestra responsabilidad. Los problemas complejos que enfrentamos, y por supuesto la respuesta a lo qué decimos nosotros, de nosotros mismos, en cuanto seres humanos. Exige ya, la aplicación y vivencia radical de nuevos principios: la verdad contra la corrupción, la simulación y el relativismo; la búsqueda del sentido y el fin, frente al pragmatismo; la conciencia de relación necesaria entre los hombres, frente al individualismo; el AMOR, LA CARIDAD contra el egoísmo (esta es la encrucijada fundamental, aquí está el asunto: que dice el hombre de sí mismo: ¿Soy para el mundo, o el mundo es para mí?).
CONCLUSIÓN E INVITACIÓN:
Ante estos elementos, no nos queda más que hacer el propósito de ORDENAR, FRECUENTAR, FORMAR, CULTIVAR Y CUIDAR NUESTRA VIDA INTERIOR. Sin ésta, en este tiempo de Cambio de Época, estaré y estaremos confundido(s), agitado(s), turbado(s). En una palabra incapacitados para amar, para ofrecer, para servir, para “fecundar la tierra” (recordemos el libro del Génesis).
La USEM es un espacio precioso. Lo es, porque me ofrece la COMUNIÓN de seres humanos que buscan, más allá del momento presente y de la misma Institución (que sólo es un medio), una vida con sentido, con significado, con futuro. Lo es, porque involucra y vincula fuertemente a personas que saben mirar los límites del tiempo presente como la ocasión y la oportunidad para ir más allá de ésta, en una dinámica de solidaridad y caridad no sólo entre ellos, sino sobre todo, confiando en el Amor de Dios, Padre Providente y Amantísimo, que en razón de Su misma generosidad, ha entregado a su Hijo, para ser, como dice San Juan: “la verdad, el camino y la vida” (Jn. 8, 6).
No podemos dejar de frecuentar nuestra relación con Dios, que es Amor, que participa de ese Amor, y que quiere hacerme difusor de ese mismo Amor. Sólo en Él lograremos desdramatizar el momento presente, sólo en Él, que nos hace partícipes de su Proyecto de Salvación, en este estratégico momento, seremos capaces de ser efectivos en la construcción de una nueva civilización. Sólo Él nos saca de la confusión de la soledad, de la autoafrimación y de la autoreferencialidad de nuestro propio ser. Sólo Él es Palabra, Verbo, Logos Eterno, Sabiduría que se participa, para que nosotros habitemos, vivamos y construyamos en Él.
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